No importa que viejo eres,
Ni importa el niño en tu ser;
Detrás de cada instante,
Hay un libro que aprender.
Detrás de cada día,
Se aleja un dulce momento;
También se añeja el tormento,
De algún amor irreal.
Detrás de cada plegaria,
Se abriga en sí bien la entraña;
Se sube al umbral divino,
Y se hace blanco lo gris.
Apasiónate de vida,
Lucha a diario en entender;
No te arbitres la locura,
El agua debe correr.
Walter Daniel Tomeo