Tu alma relajada me alegraba
Mi tonos azules me ahogaban
Mi mente imaginaba cómo te abrazaba
Mi felicidad se desmoronaba
De mi vientre surgían ramas
Y de mi garganta espadas
Caía para atrás en picada
Yo rogaba por nuestra unión
Pero al destino no le importaba
Mis ilusiones las consumió una llama
La rudeza de tus palabras me
ataban
Mientras tu mirada me mataba
¿Por qué la realidad tiene que ser tan pesada?