En los círculos normales,
de una rutina sin tiempo,
suelen arder las pasiones;
sin voz alguna o lamento.
En las caricias triviales,
de un aire impuro sin cetro,
se acobijan sinsabores;
contemporaneos y retros.
Y el corazón borró bordes,
volco vacíos siniestros,
se purgo de soledades;
y fue el dolor el maestro.
De tantas sombras sensuales,
y escombros largos de anexo,
quedé eructando traiciones;
probando sales sin sexo.
Noviembre 2024